La fase de sueño profundo (REM) es indispensable para el procesamiento de información y aprendizaje.
La terapia EMDR logra, a través de la estimulación bilateral, disminuir significativamente los sentimientos adversos e incrementar las sensaciones positivas.
La terapia EMDR fue un hallazgo fortuito por la Dra. Francine Shapiro en un parque. Era 1987 y ella caminaba entre los árboles evocando memorias negativas que la perturbaban.
De alguna forma, allí se dio cuenta de que, a través de movimientos oculares, las emociones asociadas con estos recuerdos disminuían.
Uno de los principios del EMDR se basa en imágenes obtenidas del cerebro en personas con trauma (específicamente TEPT o trastorno por estrés postraumático).
En estas se ve que las áreas del cerebro relacionadas con la emoción están hipersensibles, mientras que las áreas cognitivas, como la corteza pre-frontal están inhibidas.
En otras palabras, la persona sigue sintiendo el trauma como si fuera ayer, y no logra comprenderlo ni reprocesarlo adecuadamente.
‘Muchos de los problemas que un ser humano puede tener tienen que ver con traumas psicológicos no resueltos’, señala Julieta Lau Sang, psicóloga clínica y presidente de la Asociación EMDR IBA Panamá. ‘Y es importante destacar que el trauma psicológico no tiene nada que ver con debilidad. Tiene que ver con la forma en que la información se almacenó en el cerebro… en este caso el cerebro no procesó bien’.
HOJAS MAL GUARDADAS
Cuando los seres humanos nos encontramos ante una situación de estrés, entramos en modo de supervivencia. Nuestro cerebro recibe distinta información de ese momento a través de los sentidos y la va almacenando en ‘hojas’ separadas. Pasado un tiempo tras la situación de estrés, ‘el cerebro debería dirigir todas esas hojas separadas hacia una sola carpeta, convirtiendo la experiencia en aprendizaje’.
Si el cerebro no logra convertir la información en aprendizaje, surge el trauma psicológico. ‘La información perturbadora quedó almacenada de forma disfuncional’, explica Lau. Cuando ha sido almacenada apropiadamente, ‘yo puedo recordar ese evento sin que me cause perturbación o me traiga pensamientos negativos’.
Pero cuando hay traumas, estos ‘obstaculizan la capacidad de ver claramente en el presente’.
Básicamente, la memoria traumática forma su propia red neuronal y no se entrelaza con las redes neuronales que contienen información positiva, saludable y adaptativa.
Por estar separadas estas redes es que hay personas ‘muy inteligentes, con muchos títulos y éxito profesional, pero que se sienten tontas, o una reina de belleza que en el fondo se siente fea’.
Esto ocasiona que situaciones del presente puedan convertirse en estímulos que disparen malestares, al activar la red neuronal de la memoria traumática.
‘Por ejemplo, una persona que fue abusada sexualmente, puede tener pánico de volver a tener relaciones sexuales…’, indica Lau, ‘o alguien que estuvo a punto de ser atropellado, al entrar a un estacionamiento y sentir el olor a humo…’ puede sentir emociones negativas, a veces sin darse cuenta de qué las provoca.
APRENDER ENTRE SUEÑOS
Durante la terapia EMDR, se ha medido la actividad cerebral y ‘se ha descubierto que los pacientes emiten ondas theta, parecidas a las que se dan en nuestro cerebro durante la etapa más profunda del sueño’, destaca Lau.
Esta fase se conoce como el sueño REM (rapid eye movement) o MOR, en español (movimientos oculares rápidos). En ella, ‘nuestro cerebro está procesando mucha información, pero la carga emocional es menos fuerte’.
Nuestros ojos se mueven rápidamente en distintas direcciones al llegar a esta etapa y, según el National Institute of Neurological Disorders and Stroke (NINDS), se estimulan las regiones del cerebro involucradas en el aprendizaje.
Cuando las personas pasan por un trauma y no logran conciliar el sueño o tienen pesadillas, sus cerebros no logran procesar esa información de manera saludable. ‘Cuando llegan a una emoción muy fuerte se despiertan y se corta el proceso… porque el sueño es parte del aprendizaje’, elucida Lau.
FASES DEL EMDR
La terapia EMDR se basa en un modelo teórico que ‘estipula que el cerebro tiene un sistema innato para procesar la información hacia estados adaptativos y de aprendizaje’. El protocolo consta de ocho fases.
En la primera se toma la historia clínica del paciente. y el terapeuta utiliza ‘una serie de técnicas… para identificar las neuroredes de memoria traumática’, expresa Lau.
En la segunda etapa, se le enseñan ejercicios de relajamiento a la persona, y el terapeuta se asegura de que el paciente tenga maneras de afrontar estrés emocional.
Entre la tercera y la sexta etapa se identifica la memoria traumática a trabajar y se procesa a través del protocolo EMDR.
En este momento el paciente debe identificar una imagen vívida relacionada a la memoria y una creencia negativa sobre sí mismo con sus emociones y sensaciones relacionadas. El paciente también debe identificar una creencia positiva.
Subjetivamente, luego el cliente estima cuán verdadera siente la creencia positiva de sí mismo, así como la intensidad de las emociones negativas o ‘el nivel de perturbación’ que siente.
‘Para que ocurra aprendizaje, el recuerdo del evento traumático debe estar coronado con una creencia positiva acerca de uno mismo’, advierte Lau.
Es durante estas fases que se hace la estimulación bilateral, que puede ser de tres tipos: movimiento ocular, toques o sonidos.
‘La estimulación ideal es la de movimiento ocular, porque estudios demuestran que… el procesamiento es mucho más rápido’. En ella, el paciente ‘sigue mi dedo sin mover la cabeza’. Mientras esto ocurre, el cliente debe enfocarse en la imagen o emoción negativa. ‘Entre tandas de estimulación bilateral le pregunto qué surgió… memorias, imágenes, sensaciones, sonidos, olores’.
Esta estimulación ‘echa a andar el mecanismo que se activa cuando estamos en la fase REM del sueño… las redes neuronales de memoria traumática se van disolviendo e integrando… a las de memoria saludable’.
‘Y llega un momento en que podemos volver a medir esas creencias positivas’, agrega Lau, ‘la reina de belleza que se sentía fea ahora realmente se va a sentir bonita’.
Las séptima fase, explica el sitio web del EMDR Institute, es la de cierre. El terapeuta vuelve a enfatizar los ejercicios de relajamiento y pide al paciente que observe cualquier cambio en sus estados de ánimo entre sesiones. En la última fase de terapia se examina el progreso logrado hasta el momento.
A diferencia de otras, el EMDR es considerado una ‘psicoterapia breve’, pues se puede observar progreso en pocas sesiones. Es una terapia relativamente nueva, en comparación con otras corrientes y en Panamá existe desde el 2003.
Texto compartido de La Estrella.
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